Inglés

Books and anime reviews, when I have time; I wrote tales, stories and unfinished novels (for now). Hobbies too and reflections. Mainly Spanish, sometimes English and maybe something in Japanese.

lunes, 9 de noviembre de 2015

[ESP] Al otro lado del andén (Cuento Corto)

Intercambiamos las miradas en un cruce repentino, nada planeado.

Una coincidencia fruto de la aleatoriedad que implica salir tarde de la oficina y entrar al andén del tren con una calma anormal fruto de la resignación producida por la hora de salida (horas extra jamás pagadas). Si, aquél cruce de miradas fue un momento único que la misma probabilidad no hubiese podido jurar sobre sí misma, la veracidad del acto, del hecho, de la situación.




Yo de este lado del andén, dirección contraria a ti. Tú, de aquel lado del andén, en dirección contraria a mí. A tan solo un par de trenes fantasma de distancia, dos pares de vías vacías sin ningún sonido, sin ningún peso, sin existencia alguna.

Vestido negro de una sola pieza.. Ni tan escotado ni tan cerrado, ni tan ceñido ni tan volado, sin acabados pero bastante bien terminado. La longitud era exacta, solo por encima de aquél par de medias lisas que cubrían un poco más allá de tus rodillas. Nada complicado, diseños sencillos y aun así el sin fin de emocionas que sentía eran algo difícil de descifrar, ¿Interés? ¿Curiosidad? ¿Deseo? ¿Excitación? ¿Mariposas? Quizás éstas últimas no, la comida había estado demasiado condimentada. Tus botines negros levantaban tus pies ligeramente del suelo, nada de botas complicadas ni tacones que asemejan rascacielos. Unos cómodos y bien diseñados botines. ¿Una chica sencilla o una chica sumamente complicada? Ni idea.

 ¿Yo? Yo solamente vestía tan casual como uno puede ir a la oficina un viernes que no es quincena.

Te vi y mi viste.

Ojos profundos, cabello corto, lentes; dos de tres cosas compartíamos en ese aspecto. No aparte los ojos a pesar de la tentación  de mirar más allá de aquél vestido negro. ¿Qué habría debajo? ¿Qué tesoros se ocultan tras esas telas? (O quizá deba decir: tras esa tela).

Te vi, cruzaste la mirada y cambiaste de destino. Tus ojos planearon por los alrededores, quizás con el mismo cosquilleo que a los míos invitaron a mantenerse firmes. Tan extraños que somos los hombres de las mujeres y tanto que deseamos estar juntos.  

Como dije, yo me quedé esperando, ¿Qué cosa? No lo sé, quizás el retornar de tus ojos, el despiste total o quizás nada. Si, simplemente nada. Quizás no es que esperara, no es que me perdiera o que le buscará como fiero cazador esperando que su presa pasase nuevamente por el mismo camino donde se encuentra.  No lo sé pero solo una cosa me quedó clara: volviste a mirar. Sentí sudar mis manos.

Desvié la mirada y la regresé.

La desviaste y regresaste.

Las luces lejanas que se acercaban por los andenes indicaban la urgencia con la que teníamos que actuar. Pensé. Pensé lo más rápido que mi atontado cerebro podía. Me imaginé corriendo hacia las escaleras, brincar al policía, caminar directamente hacia esos ojos tuyos y sujetarte suavemente (¿O quizás fuertemente?) y mirar dentro de ti, ahogarme y después… después quien sabe, habiendo tantos lugares tan cercanos donde podríamos perdernos completamente.

Pero, ¿Qué estarías pensando tú? No lo sé, ¿Quizás molestia porque otro más se había ahogado en tus ojos? ¿Incomodidad? ¿Curiosidad? Al menos esto último podría invitarte, la curiosidad en verdad no mató al gato sino aquello que encontró. Ah, angustia de pensar a través de alguien más, ¿Y si fuese un malentendido? ¿Y si no fuese nada?

Giraste y me diste la espalda, giraste de nuevo y me volviste a mirar. No pude evitar mirar hacia abajo y levantar nuevamente la mirada. Lentamente.

Finalmente cuando me pareció ver un atisbo de sonrisa, el tren llegó a toda velocidad. Bajaron las personas y el ángulo de visión no me dejo verte. Pensé nuevamente, pensé en moverme para poder seguirte viendo pero, ¿Y si me buscabas y no me encontrabas?

No, debía mantenerme firme.

Llegó mi tren, y me mantuve a raya. No me moví.

¿Entrarías? ¿Te marcharías?


El pitido dio anuncio, las puertas estaban por cerrarse. El silencio dio paso al partir de los trenes, primero el tuyo y después el mío. Entonces miré nuevamente hacia el otro lado del andén. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario