Esta
entrada es una reflexión propia motivada por la situación actual del país dados
los eventos del día 20 de noviembre, y del efecto que causó en mi la película
de Sinsajo, parte I (parte de la serie de Los Juegos del Hambre).
Además
de opiniones personales que por algunas personas podrían resultar ofensivas,
contiene ciertos spoilers de la película por lo que ya saben a lo que se
atienen si continúan leyendo la entrada.
El
día de ayer sucedieron muchas marchas, manifestaciones y actos vandálicos en
protesta por la desaparición de los 43 normalistas en Ayotzinapan. Protestas
por medios electrónicos y en las calles han llamado la atención no solo de
medios locales y nacionales sino también a nivel internacional y, si a eso le
sumamos el fruto del sudor del trabajo de nuestra primera dama cuando era actriz,
verdaderamente se ha vuelto un polvorín. Inclusive hoy seguían los bloqueos en
diferentes puntos pero… ¿Es esta la manera de protestar o de querer actuar
contra el gobierno?
Ayer
al ver la primera parte de la adaptación al cine del tercer libro de la saga de
“Los Juegos del Hambre”, me planteé varias preguntas sobre lo real o ficticio
que esto podría ser pero bueno, vamos a ponernos en contexto con la película
para que puedan seguirme en esta entrada.
Recordando
que la segunda película termina con la revelación de una revolución
principalmente motivada por el distrito XIII, encontramos a Katniss en un
estado de shock puro, tratando de entender lo que realmente ha pasado; ella
ahora se encuentra en el distrito XIII, como parte de un plan de la resistencia
para poder lograr derrotar al Capitolio.
Durante
el principio de la película, Katniss trata de encontrar la razón para pelear;
ya que lo único que parece importarle es querer salvar a Peeta quien no pudo
escapar y se encuentra “prisionero” en el Capitolio. Al final, tras llegar a un
acuerdo con la Presidenta del distrito, accede a ser la imagen de la
Revolución, el motivante para que los demás distritos se revelen contra el
Capitolio. Es
aquí donde comienza la parte interesante: la idea principal es hacer “la
mercadotecnia” del Sinsajo; hacer llegar
correctamente el mensaje.
Y es
que al final todo se reduce a lo bien o lo mal que digas un discurso, las
palabras que uses, la actitud; la manera en la que puedas convencer a la gente
de unirse a tu causa. La manera en la que juegas o explotas, como mejor se
acomode para ustedes, con los sentimientos de las personas.
¿Qué
es lo que sucede aquí en México, qué es lo que verdaderamente pasa? Todo
realmente explotó finalmente cuando apareció el famoso “Ya me cansé” de Murillo
Karam y la contra ofensiva por parte de los mexicanos en las redes sociales
bajo el hashtag #YaMeCanse. ¿Desaparecieron 43 “estudiantes” por órdenes
directas del presidente municipal de Iguala? No lo creo, seguramente quería
evitar que llegaran a arruinar el “mitin” de su Esposa en el DIF pero tal como
dijo Guillermo Barba en su blog, no creo que haya sido idea suya que murieran,
porque hay que ser sinceros, no creo que estén vivos; ¿Y por qué lo digo (que
no haya sido su idea)? Porque sería como ahorcarse, sería como darse el tiro de
gracia a su carrera política; lo que verdaderamente pasó es lo que sucede en el
resto del país: al gobierno se le está saliendo de control todo su desmadre.
Sin lugar a dudas.
Ayer,
compartí un tuit haciendo una autorreflexión
de que lo que nos debería de doler más es la doble moral del mexicano y no la
llamada “indiferencia” contra este tipo de situaciones.
¿Protestan
por un México mejor y un gobierno que nos respete pero no respetan la ley?
¿Exigen acciones para mejorar el país pero se la pasan tirando basura en las
calles, pasándose el alto, dando mordida cuando cometen una infracción,
sobrepasando con creces los límites de velocidad? Y luego, agreguémosle que se
queman edificios, asaltan tiendas, destruye transporte público (si, podrían ser
infiltrados lo sé, pero los mismos eventos ocasionan que eso pase); ¿Y exigen
que esto mejore? No mamen, así de simple y directo: No mamen.
Adelantándonos
en la película, se observa que la gente de todos los distritos está comenzando
a revelarse bajo la frase que en un arranque de ira por las matanzas de
inocentes perpetuadas por el Capitolio, arroja Katniss frente a la cámara: “Si
nosotros vamos a arder, ustedes van a arder con nosotros” (no recuerdo si eran
estas palabras exactamente, pero eso era la idea).
¿Estamos
nosotros, en México, ardiendo? Inseguridad, precios elevados, malas
prestaciones, malos servicios, corrupción, falta de educación… sí, estamos ardiendo
en México pero… ¿Destruyendo edificios, saqueando tiendas e inclusive,
afectando el derecho de libre tránsito de las demás personas, vamos a hacer
arder al gobierno? No me hagan reír. ¿Quién se está quemando? Nosotros mismos.
Gente que se harta de las marchas porque tardó dos horas más en llegar a su
casa después de soportar hasta 10 horas de un trabajo extenuante y mal pagado,
jamás se unirá a la causa. No estamos mandando el mensaje correcto, a final de
cuentas. Gente que pierde vuelos, gente que no llega a citas de trabajo, gente
que no llega a tiempo al trabajo, gente que no puede usar el transporte… toda
esa gente va a preferir la mal llamada indiferencia.
La
gente de los distritos comienza a enfrentarse a los “guardias de la paz”,
comienza a dejar de enviar su “tributo” ya sea en horas hombre o en recursos;
se alza en armas, destruye instalaciones que protegen o mantienen al Capitolio
pero… ¿Podemos aplicar lo mismo?
No
se trata de que nos pongamos a matar policías, no. No se trata de destruir las
plantas de generación de energía, ni siquiera de quemar las puertas del Palacio
Nacional. No, tampoco creo que se trate de bloquear las principales avenidas y
calles; mucho menos de que se destruyan edificios o negocios que no tienen nada
que ver ni con el gobierno ni con los “poderosos” del país (como atacar
cajeros, bancos e instalaciones de Telmex y Televisa). ¿O acaso creen que los
políticos van a sacar de sus bolsillos el dinero para reconstruir eso? No sean
estúpidos, somos nosotros mismos con nuestros impuestos, los que los pagamos,
quienes al final mantenemos sus “beneficios” y sus desmadres.
¿Entonces
si no es así, como relaciones la película con nuestra realidad? (seguro que se
lo están preguntando y si no, ahora sí) Y esto es fácil de responder: unión. La
unión hace la fuerza.
Queremos
protestar, hagámoslo sin afectar a terceras personas. Protestemos en Los Pinos,
en las casas de los diputados, en la cámara de diputados y senadores. ¿Ningún
político nos convence? No votemos por ellos, no regalemos el voto por una despensa,
por una playera, por una gorra y no solo eso, ayudémonos entre nosotros para
que así no tengamos que depender de papá gobierno.
Vivimos
en un mundo gobernado por el dinero, se necesita para casi todo pero no por eso
debe ser el gobernador de nosotros, sino que por el contrario, debe ser nuestra
mejor herramienta.
¿Recuerdas
cómo se regalaron tarjetas de Soriana por parte del PRI? Todos estábamos indignados
y… ¿Qué pasó? Nada, inclusive timaron a varias personas y les dieron tarjetas
en blanco, voto vendido fácil para seguir alimentando a los políticos.
¿Y qué
hacer?
No
compres en Soriana, hasta que pida disculpa por el evento suscitado. ¿Qué ellos
no tienen la culpa? Puede ser, pero así no se prestarán de nuevo a hacerlo.
¿Nos
quejamos de que la gente venda su voto por comida? Pues bien, realicemos
campañas de apoyo para que esa gente pueda salir adelante, exijamos al gobierno
oportunidades y condiciones para que la gente gane las cosas por su propio
esfuerzo. ¿Dices que venden su voto por
playeras? Pues bien, haz una venta de garaje con ropa vieja pero en buen estado
y remátala, no la regales porque solo acostumbras a la gente.
Educa,
respeta, enseña.
El
gobierno es responsable de establecer las condiciones para el partido pero quienes
debemos jugarlo somos nosotros.
¿Televisa
y el fútbol idiotiza a la gente? No es verdad, la gente se idiotiza por si
sola. Países de primer mundo disfrutan de ver fútbol y no por eso les dan atole
por el dedo o no están en las mismas “condiciones” que nosotros. Ciertamente
sería mejor que apagáramos la televisión y abriéramos un libro o, en su
defecto, que se vean programas de calidad pero la gente también necesita
despejar la mente, entretenerse y una serie o una telenovela pueden ser su
momento de recreación pero solo eso; creer que la vida es como en las series
está mal. Pueden motivarnos, incentivarnos e inclusive idealizar ciertos puntos
pero debemos saber que al final la respuesta y la acción recaen sobre nosotros.
Respetemos
la ley y respetémonos entre nosotros.
Continuará...
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